martes, 30 de diciembre de 2014

EGIPTO, LOS DOS REINOS.

El gran Egipto, una civilización mítica, antigua y grandiosa. La imagen de un estado faraónico, unido y fuerte que se tiene del Antiguo Egipto no siempre fue así, pues Egipto no siempre ha estado unificado. Hubo una época del pasado remoto, en la que las tierras del Nilo estaban divididas en dos poderosos reinos, el "Reino Norte" y el "Reino Sur".

En la antigüedad remota, Egipto era una tierra de conflictos, guerras y matanzas, un panorama muy diferente al que se tiene hoy en día del Antiguo Egipto, ¿verdad? Pues en este panorama de terror y asesinatos dos reinos rivales se alzaban poderosos, diferentes, violentos, las guerras eran continuas, las rivalidades y el intento de superación eran los factores dominantes en esta tierra de guerra.

En el Norte del país, en el valle del Nilo, los reyes del "Reino Alto" llevaban una vida violenta y bélica, dedicada en su totalidad al intento de anexión del "Reino Sur". Pero esto no hizo que su desarrollo urbanístico y cultural fuera más lento o más tosco, al contrario, esta situación hizo que se perfeccionaran armas, siendo el principio de la metalurgia en Egipto; las guerreros y sus familias vivían en grandes urbes, con talleres, templos y palacios. Los símbolos de este reino eran: la flor de loto, el junco y la diosa buitre Nejbet. La capital de este sofisticado reino era la ciudad de Hieracómpolis, que tenía unos cinco kilómetros de ancho y llegó a tener una población de 5000 habitantes, una metrópolis para la época.
Ciudades y símbolos del Alto Egipto. 
Hieracómpolis, la flamante capital del reino, era la ciudad más grande de aquel Egipto, la primera ciudad, en ella infinidad de alfareros desarrollaban vasijas y demás objetos, de altísima calidad. La pate norte contenía un sector industrial, con panaderías, cervecerías, armerías y demás tiendas. Pero la joya de esta ciudad primitiva era su templo. Con columnas de madera de más de seis metros de altura y coloridos tapices adornando sus paredes, el templo de Hieracómpolis, dedicado al dios Horus, se alzaba majestuoso. Era el edificio principal de la ciudad, en él, el rey daba testimonio de su poderío.
Reconstrucción del templo de Hieracómpolis.
Peor mientras en el Norte se vivía esta situación, la situación vivida en el Sur era bastante diferente

En el Delta del Nilo, pequeños reinos tribales no podían dar la imagen de un reino unificado, como lo era el Norte. Las gentes del Sur eran conscientes de esta situación, y en un fallido intento de modernización, la gente del Sur intento copiar la cerámica del Norte. Prueba de este fallido intento son las vasijas encontradas en la "capital", (por llamarlo de alguna manera), de el "Reino del Sur" la ciudad de Buto.

Esta ciudad, era el intento de copiar a la gran Hieracómpolis, en ella se concentraba la mayor masa de población del "Reino del Sur", pero no era comparable a Hieracómpolis, y para nada contaba con sus edificios. En esta ciudad se han encontrado muchos restos de vasijas, estos restos dan testimonio del inferior nivel cultural del "Reino del Sur", pues sus vasijas se realizaban con métodos primitivos, y aún no conocían el torno de alfarero.

Los símbolos de este reino eran el papiro y la avispa, y su "patrona" la diosa serpiente Uadyet.
Ciudades y símbolos del Bajo Egipto. 
Los dos reinos vivían una situación de enemistad continua, pero aunque había pequeños encontronazos de los ejércitos de ambos reinos, nunca se había intentado una "anexión" del otro reino, al parecer ambos reinos sabían cual era su territorio. Pero esta situación no duraría eternamente, pues cerca del 3000 a.C, un rey del "Reino Norte" llamado Menes decidiría ponerse a la conquista del "Reino Sur". Los hornos de fundición de Hieracómpolis trabajaban noche y día para forjar las armas para la conquista.

Nada podía parar al gran rey, y finalmente, los reinos del Sur se unieron a los del Norte, Egipto estaba unificado, ahora Menes podía reinar sobre su gran país. Con todo el país unificado  Menes dispuso que Hieracómpolis no era una buena elección como capital, pues estaba lejos de las nuevas tierras del Sur, así que fundó una nueva gran ciudad, en el centro del país, Menfis.

La ciudad de Menfis se cubrió con los mejores monumentos de todo el país, era una ciudad colosal, la más grande de Egipto. El nuevo Egipto que Menes había fundado estaba destinado a ser el reino más poderoso de su época, el Egipto que todos conocemos.

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